Judería de Jaén y las Tres Culturas
JUDERÍA DE JAÉN
Desde el año 612 se tiene constancia documental de la presencia de judíos en Jaén, coexistiendo bajo dominio arriano, musulmán y católico con mayor o menor fortuna, hasta que tras las graves persecuciones de 1.391 la Judería jiennense sufre un fuerte revés y sus calles se convierten en un barrio de judeo conversos, que pasó a denominarse «Barrio de Santa Cruz».
A pesar de estos lamentables sucesos, continuará existiendo una gran población criptojudía que, aparentando ser cristiana, conservará en secreto sus tradiciones ancestrales y la observancia de las leyes de Moisés, hecho que dará lugar a la creación de un Tribunal de la Inquisición en Jaén en el año 1.483.
Posteriormente y hasta bien entrado el siglo XVIII, encontramos en los procesos inquisitoriales a diversos personajes que todavía mantienen en secreto su condición de judíos e incluso, una importante inmigración de judíos sefarditas, procedentes de varias localidades portuguesas, que curiosamente sienten una especial predilección por afincarse en Jaén, quizá por ser descendientes de aquellos judíos expulsados de la ciudad en siglos anteriores.
Los doce siglos de presencia hebrea en la ciudad han dejado en ella algunos vestigios como la judería o numerosas noticias históricas, leyendas y tradiciones. Fue en Jaén donde nació Hasday ibn Shaprut, el primer judeo-español que brilló con luz propia en la historia de la Península Ibérica. Destacado cortesano de los califas cordobeses, Abderramán III y Alhakan II, este «nasí» o príncipe de los judíos de Sefarad jaenés será el punto de arranque para la conocida «Edad de Oro de los Judíos Españoles» y uno de los pilares fundamentales de la etapa más esplendorosa de la mítica España de las Tres Culturas.
Tradicionalmente se ha identificado la Judería con el espacio situado entre las calles S. Andrés (N), la Plaza de Los Caños (S), Martínez Molina (W) y Los Huérfanos (E). El espacio existente entre esos límites, que según todos los indicios formó parte de un adarve, está repartido hoy en cinco manzanas que forman una compleja estructura urbana cerrada con sólo tres salidas. En general, las parcelas conservan su disposición bajomedieval-renacentista: edificaciones en los frentes largos de la parcela (calles Rostro y Santa Cruz) y profundos patios/huertos detrás de las mismas.
Las trasas de ken andaron endjuntos nunka podrán ser albaldadas». O lo que es lo mismo, «las huellas de quienes anduvieron juntos nunca podrán borrarse». Ese es el texto sefardí que aparece en la gran menorá que se instaló en la Plaza de los Huérfanos de la capital para recordar la herencia judía que en ella hay.
Y yo me pregunto si siempre andaron juntos, ¿por qué no lo iban a hacer ahora en la era de la globalización?.
Etiquetas: Historia
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