El Poder de la Danza del Vientre
Cautiva, hechiza y engancha. Nos habla de mujeres de otros tiempos en nuestras y en otras tierras. Aunque sinceramente no creo que se trate solo del gusto por lo exótico. Es un acercamiento a las otras caras de lo femenino y a la diosa que llevamos dentro. Eva y María, son dos referentes femeninos de nuestra cultura (independientemente de la religión que practiquemos, son iconos que habitan nuestra psique), no abarcan la totalidad del universo femenino. Por eso a las danzarinas nos llaman los "ecos de diosas olvidadas" puesto que buscan un canal para expresarse y un espejo donde mirarse, quererse y mimarse. Al reunirnos a golpear y girar las caderas, estamos reconectámos con nuestras raíces ancestrales, el legado matriarcal que celebra la fertilidad y sentirnos orgullosas de nosotras mismas. Muchos son los beneficios que aporta esta práctica pero citaré el más olvidado y no menos importante: el de recuperar el trabajo en grupo, la alegría que circula entre pares. Lejos de la competitividad, lejos de la búsqueda angustiosa del "éxito", el trabajo en grupo es un campo abierto para la solidaridad y la retroalimentación, esa que nos permite, gracias a alguien que me sirve de espejo, llegar mas allá de mi misma............ Es felicidad en esencia según mis vivencias; "cuando danzo y doy soy feliz". Al estar bailando y una mujer se muestra generosamente, es decir, sin que se guarde nada dentro, brindando todo lo que ella es, está generando un alud de buena energía. De pronto al quitarse el velo, no un velo real, sino el velo de la vergüenza los complejos, los miedos y demás, el resto de compañeras que presencian su danza se quitan también su propio velo. De esta manera estamos tejiendo una red en la que nos animamos mutuamente. Estamos gustándonos a nosotras mismas. Estamos preservando un espacio para la alegría. Estamos comunicándonos más allá de las palabras desde lo más profundo con el movimiento, el gesto, la mirada que es importantísima. Atrás quedaron los complejos sin esa cuota de atención permanente se convierten en lo que son: un espejismo, una creación inútil de nuestra mente. Al movilizar nuestro útero dormido (desde generaciones atrás), podemos redescubrir la sexualidad con otros ojos, hacerla nuestra y despojarnos de la mirada exigente y cruel que nos exige ser "perfecta" o la mujer que el hombre quiere que seamos, desinhibirse fundamentalmente. Así el concepto de belleza pasa de ser una imagen externa que queremos alcanzar a convertirse en una vivencia, en una forma de vida, un estado que surge de la armonía del movimiento, de la absoluta conciencia del aquí y ahora, de la energía que fluye de nuestro interior y circula libremente. Mujeres de todas las edades y todas las tallas se acercan a las clases, se enfrentan cara a cara con sus complejos y muchas veces hay un desencuentro con el cuerpo y para empezar a bailar hay que desandar hábitos y actitudes que están escritas en nuestra postura como si se tratara de una hoja en blanco. Miedos, tensiones, bloqueo emocional, todo deja una huella que se desdibuja con aceptarnos a nosotras mismas como somos, además de conciencia y constancia la transformación que opera en nosotras la danza del vientre es maravillosa.
Etiquetas: DANZA DEL VIENTRE
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