domingo, 25 de julio de 2010

RINCONES DE YAYYAN



A mi Arco de San Lorenzo:
Vivía yo a su verita, vera.
Y ni saludarme siquiera.
Se me teñía grande por aquella época.
Al pasar siempre por el vano yo me asomaba
Y el dolido crucificado como siempre allí estaba… con la sangre seca.
Rugía como el lagarto de Jaén en las alcantarillas
Porque coches y motos pasaban raudos y veloces dejando su pestilente impronta.
Parece que ahora no tanto se queja (por eso de que se han reducido las emisiones de CO2)
Aunque añora triste la parsimonia de la vieja carreta.
Y el respeto que los antiguos moradores de Jaén le profesaban.
Se santiguaban al cruzarlo (por eso de ser capilla y donde según se dice se veló el cadáver de Fernando IV).
Desde mi balcón veía sus rojas tejas
Imaginaba las historias que guardaba.
Mi curiosidad nunca fue saciada, ya que nunca crucé su puerta.
Ahora quisiera poder hacerlo con la misma mirada de niña.
Así que espero que mis letras sirvan para que algún alma gentil abra sus puertas para las gentes de Jaén.

Gracias por leerme.

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