Allá por el año 1.832 vivió en un país lejano llamado Austria, un tal Wenzel Klemens, al que pusieron el apelativo de "el cochero de Europa" por cómo la influencia de su hábil diplomacia se dejaba sentir en un continente donde los reinos eran torturados a la sazón por las revoluciones.
Mientras departía con unos invitados entre Sambuca y sambuca mandó llamar al JEFE DE COCINA.
- Está enfermo, señor. -Le aclaró uno de los criados
- Es igual, traedme a mi presencia a quien esté a cargo de la pastelería de palacio, ¡RÁPIDO!
Al rato, el iracundo ministro tenía ante sí un escuálido e imberbe jovenzuelo -no más de 16 años- de rubia cabellera y nerviosos ojos azules... - ¿Tú eres el pastelero de palacio? - las chuflas de los invitados se redoblaron soterradamente.
- Si, mi príncipe.
- ¿Cómo te llamas? -preguntó mientras las risas cesaban a su espalda.
- Franz Sacher, mi príncipe.
- ¿Qué experiencia tienes, joven Franz
- Dos años ya a su servicio, príncipe.
- Pues bien, cocinero Sacher, mañana mis invitados se desayunarán con el más exquisito dulce vienés de chocolate que jamás hayan probado, y es tarea tuya prepararlo.
- Pero, príncipe...
- ¿Algún problema? Mis tropas en Grecia necesitan un buen cocinero... no me tientes, muchacho, que no estoy de humor.
Y con esta velada amenaza despidió al joven Sacher que volvió a las cocinas con lágrimas en los ojos... es un cuento, todo llegará... porque tanto Sacher como Klemens ignoraban que su conversación había tenido como testigos a Titania, reina de las hadas de los bosques de Viena. Prendada de los atractivos de aquel hombre, el hada sonrió para sí... hacía ya tiempo que ella había conquistado al galante Oberón con un secreto pastel... si el Señor del Bosque no se había podido resistir a los encantos de aquel bizcocho, ¿qué oportunidad tendría un mortal ante "la Emperatriz de Chocolate" (tal era el nombre que los duendes daban al mítico dulce).
Así pues, la atrevida duende se enfundó un liviano vestidito de gotas de rocío, se empolvó las alas con nácar y se plantó en las cocinas de Belvedere ante un apesadumbrado Sacher.
- Y tú... ¿quién eres, de dónde sales?
Titania le explicó su origen y su intención de hacerle partícipe de la sin par receta que habría de librarle de una "mili" frente a las guerrillas del Peloponeso... Sacher no entendía nada (entre otras cosas porque su atención se iba más a las "formas" de la aparición que al fondo de su discurso....), pero la mujer le tomó de la mano y le condujo sin más explicaciones a una gran mesa en el centro de la estancia donde empieza a traer ingredientes diversos: mantequilla, huevos, harina, azúcar, vainilla, levadura química... y una enorme tableta de 300 grs de chocolate "fondant", o sea, pasta de cacao y manteca de cacao, azucarada si acaso, pero sin leche. Además de las alacenas recogió algunos cuencos, espátulas, moldes y varillas manual y otro doble de "manubrio"...
El hada pidió al joven Sacher que batiera 150 grs de mantequilla hasta dejarla
emponada y la endulzara con 50 grs de polvo de azúcar -que llamamos hoy "glas"-, un pellizquito de sal y otro de vainilla en polvo. Y así lo hizo el cocinero con su batidor de varillas trabajando la mantequilla hasta que tomó un tono claro y una textura suave.
Mientras tanto la linda Titania con sus blancas manos cascaba la calcárea cubierta de un huevo, y, haciendo malabarismos con la yema entre ambos medios cascarones, dejaba caer la clara sobre un gran bol dispuesto a propósito y depositando al final, en su propia cáscara, la yema limpia sobre el soporte de cartón de donde lo tomó. Cogió otro y así hasta seis huevos, las claras reunidas, las yemas separadas.
- Ahora estas yemas, de una en una -ordenó a Sacher- haz de mezclar muy bien con la mantequilla. - y mientras tanto ella ponía a precalentar a 180º el horno. Ángela, el horno está encendido, luego...
- No tocá'lo, q'ema mutto..
- Exacto... te iba diciendo que, en tanto Sacher mezclaba las yemas, Titania fundía 130 grs de chocolate negro "fondat" troceado, y aunque ella lo hiciera probablemente al "baño de maría", nosotros lo hemos hecho simplemente humedeciéndolo en leche y dejándolo dos minutos bajo la ráfaga que surge del magnetrón del microondas. ¿Vés?, queda así pastoso y al remover con un tenedor es ya chocolate fundido... no, no lo vas a probar todavía que está muy caliente, déjame seguir con las yemas y ahora al final añadimos el chocolate raspando con la espátula de goma... bueno, toma, rebáñalo tú.
- Ahora, dijo Titania, tamizaremos 180 grs de harina con una cucharadita de bicarbonato sódico - es ese polvillo barato que, cambian su nombre químico por el inexacto de "levadura" y lo venden 235 veces más caro-. La harina muy bien mezclada con los polvos de levar fueron también añadidos a la masa achocolatada que el muchacho iba batiendo con fruición, y con éste añadido la masa se espesó sobremanera y Franz tuvo que redoblar su esfuerzo... hasta a mi batidor eléctrico de varillas se le hace cuesta arriba batir ésto...
Una vez la masa estuvo bien mezclada (observa que obtiene un estado de cohesión poco frecuente en las masas pasteleras, se hace bola y se separa de las paredes del recipiente), la reina de las hadas le tendió el hondo bol donde había depositado las claras y le indicó que las batiera hasta dejarlas a punto de nieve. Sacher, que tenía el brazo molido de la masa de chocolate, mantequilla y harina le hizo un expresivo gesto que podría interpretarse como "tú estás loca, tía...", a lo que ella respondió con un coqueto meneo de sus alas y una mirada que se traducía como "tú lo puedes todo, machote mío". Así que el austríaco agarró el batidor de manubrio y lo hundió en la gelatinosa mezcla de claras y batió y batió hasta que todo el recipiente se llenó de una espuma brillante y compacta, mientras la ninfa añadía más azúcar -125 grs- a este cuenco de las claras...
aunque no sean imprescindibles unas claras "bien firmes", ya que el resultado va a ir al horno, sí al menos debemos cumplir el expediente porque al mezclar ahora con el chocolate... sí, claro, estas claras van a recibir ahora la globulosa forma marrón...
- ...poco a poco -le advertía Titania-, la levedad de las claras montadas no puede digerir este mazacote chocolatero de una vez, con la espátula vas tomando trozos de la masa y llevándolo hasta las claras donde mezclas e incorporas con suavidad...
En tanto Sacher dejaba esta masa homogénea y cuidando de no lastimar la esponjosidad que las claras le daban, el hada tomó un molde de horno redondo, alto y no muy grande, 22 cms de diámetro, y lo untó de mantequilla y por encima espolvoreó suavemente algo de harina... no, no tenían moldes de silicona hace ciento setenta años, pero nosotros sí y no hay razón para no aprovecharla.
Total, que Sacher, con el brazo ya insensible, fue depositando poco a poco la floculante materia en el molde dispuesto por la duendecilla y éste fue introducido en el horno...
Entre tanto tenía lugar la cocción de la tarta, una hora a lo sumo, la reina de las hadas y el rubio muchacho se pusieron a... preparar la cobertura de chocolate: para ello tomó Sacher igual cantidad de chocolate -150 grs bastarán- que de mantequilla y los dispuso al baño maría.
La hora se pasó en recoger cacharros, espátulas, batidores, limpiar goterones de chocolate y mantequilla, y en sorber dos dedos de Chinchón frío... bueno, eso yo, que Sacher no bebía.... Transcurrido el plazo el impaciente Sacher comprobó el estado de la tarta con la aguja... salió limpia, el milagro está a punto de consumarse.
- Ahora que ya no está muy caliente -dijo Titania- toma un cuchillo grande y divide el bizcocho por la mitad en dos capas horizontales... bien, y toma el frasco de mermelada de albaricoque. Con la espátula cubre la mitad inferior con una buena capa...
Reconstituimos la tarta como si fuera un sandwich y otra capa -mucho más fina- de mermelada por arriba. Bien, ahora la cobertura...
- Comprueba primero -dijo la reina del bosque- que el chocolate fundido tiene ya una cierta consistencia, ha de estar suelto pero no demasiado o se escurrirá de lo alto de la tarta.
Desde arriba, chorreando sobre la espátula para que no desplace la capa de mermelada, repartiendo uniforme desde el centro hacía fuera...
- ... y ahora a la fresquera un par de horitas, que se endurezca la cobertura, y mañana sírvela al desayuno acompañada de café "emperador"... ¿conoces la receta?...
El príncipe no cabía en sí de gozo mientras sus invitados se deshacían en elogios a aquella torta de chocolate crujiente y el bizcocho suave empapado en mermelada... Todos estaban contentos, Sacher no solo obtuvo exención total para acudir a filas sino que le dieron el cargo de pastelero vitalicio del emperador, y la linda Titania obtuvo el favor de su varonil objetivo...
P.D:
1.- Los hechos narrados en el "cuento" son verídicos y los personajes reales...
2.- Del personaje del hada (c) 1596 W.Shakespeare
3.- La receta ofrecida es, obviamente, una aproximación razonable a la auténtica, que es mantenida en secreto por el personal de cocina del Hotel Sacher de Viena, la lista de ingredientes se supone correcta.
4.- Por unos 50 euros el hotel Sacher empaqueta y distribuye por correo urgente una genuina tarta como la citada (22 cms diámetro), según se anuncia en;
http://www.sacher.com/Torte/inhalt.htm (alemán)
5.- El café "vienés" es también especialidad del referido Hotel Sacher.
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